Nuevamente, damos gracias al Señor de la Iglesia por ver su poderosa mano en medio nuestro.
La palabra fue clara llevándonos vivir una vida plena, abandonando el espíritu de la "eterna resignación" tal como el cojo que se sentaba a la puerta La Hermosa en Jerusalén.
Ese hombre no era conocido por su nombre, sino como "el cojo o lisiado" del templo; había perdido toda expectativa de cambio y solo se conformaba con recibir limosnas.
Debemos renunciar a estadíos espirituales de pobreza y estancamiento. Dios no planea tu sequedad, sino que en medio de la sequedad Él abre un torrente de vida y esperanza, de bendición y provisión, de promesas y consejo.
Debemos "mirar a los ojos" al Señor (Hechos 3: 1-10), y eso significa que ante tu aflicción, tu carga o tu pecado, Él toma con su mano tu cabeza, la levanta, la lava y la unge.
Debemos aprender a vivir como hijos y como coherederos de Cristo. El padre conoce a su hijo y en su amor le dará aquello que le conviene y necesita. Cuanto más nuestro Padre celestial que nos declara tener hacia nosotros "pensamiento de Paz y bendición".
Mientras la palabra iba siendo ministrada por el Espíritu Santo y produciendo cambios en nuestro hombre interior (1Corintios 2:12), también tuvimos el tiempo de presentar nuestras vidas, nuestros cuerpos, necesidades, nuestros pecados, delante del Rey; y su mano poderosa tocó nuestros corazones dejando la marca de su Espíritu en cada uno.
Vimos como vidas se entregaron a Jesús, y comienza ahora nuestro trabajo de oración e intercesión por ellos. Pero entendimos claramente que en medio de todo lo que suceda, en medio de todo lo que hagamos, en medio de toda manifestación gloriosa del Señor, debemos mostrar a Cristo.
Vemos milagros de sanidad y restauración. Vemos la mano del Señor salvando de situaciones de peligro a muchos hermanos, preservando nuestras vidas...Aleluya!!!
Te dejo algunas fotos del Culto...y vamos por más!!!
Mi bendición para tu vida y toda tu familia.
Pastor Gabriel Mendez.
Ministerio Encuentro con Jesús